La arteriopatía periférica es una enfermedad frecuente pero grave que afecta a millones de personas en todo el mundo. El diagnóstico y el tratamiento precoces son fundamentales para controlar la enfermedad y evitar complicaciones graves como la amputación de una extremidad. A lo largo de este artículo, nuestro equipo de PrimeCare pretende ofrecerle una visión global de la arteriopatía periférica, las circunstancias en las que puede ser necesaria la amputación y cómo las prótesis pueden ayudar en la rehabilitación. Empecemos con una definición básica.
¿Qué es la arteriopatía periférica?
La arteriopatía periférica, a veces denominada enfermedad arterial periférica o EAP, es una afección frecuente en la que el estrechamiento de las arterias reduce el flujo sanguíneo a las extremidades, normalmente las piernas y los pies. Es una forma de enfermedad vascular periférica.
Esta enfermedad está causada principalmente por la aterosclerosis, una acumulación de depósitos grasos o placas en las paredes internas de las arterias que provoca una restricción del flujo sanguíneo. La arteriopatía periférica suele desarrollarse gradualmente y puede manifestarse inicialmente como una leve molestia o dolor durante las actividades físicas.
Aunque la arteriopatía periférica puede tener consecuencias graves, como un mayor riesgo de infarto de miocardio y accidente cerebrovascular, el diagnóstico y el tratamiento precoces pueden ayudar a controlar los síntomas y prevenir complicaciones graves. En casos extremos, esto puede significar la amputación de una extremidad o de la extremidad inferior.
¿Es frecuente la arteriopatía periférica?
La arteriopatía periférica es una enfermedad relativamente frecuente, aunque su prevalencia puede variar en función de diversos factores como la edad, el origen étnico y la presencia de otras afecciones médicas. La arteriopatía periférica afecta aproximadamente a 8 a 12 millones de personas sólo en Estados Unidos. Esta afección es más frecuente en los adultos mayores, y los estudios indican que entre el 12% y el 20% de las personas mayores de 60 años padecen arteriopatía periférica.
La arteriopatía periférica tiene un impacto considerable en todo el mundo. Algunas estimaciones apuntan incluso a más de 200 millones de personas afectadas. La enfermedad suele estar infradiagnosticada, en parte porque algunas personas pueden no experimentar síntomas perceptibles o atribuir sus síntomas al envejecimiento o a otras afecciones.
¿Cuáles son los estadios de la arteriopatía periférica?
La arteriopatía periférica suele clasificarse en distintos estadios en función de la gravedad y la extensión de la enfermedad. Estas etapas pueden variar en su presentación clínica y pueden requerir diferentes enfoques de tratamiento. Hemos esbozado los estadios generales:
Estadio I: Asintomático
Sin síntomas manifiestos ni dolor intenso
Disminución del índice tobillo-brazo (ITB), una medida utilizada para diagnosticar la arteriopatía periférica.
Los estudios de imagen podrían mostrar evidencia de arteriopatía periférica
Estadio II: Claudicación
Dolor, calambres o fatiga en las piernas durante el ejercicio, que se alivia con el reposo.
Esto se clasifica a su vez en:
Estadio IIa: La claudicación se produce después de caminar una distancia superior a 200 metros
Estadio IIb: La claudicación se produce después de caminar una distancia de 200 metros o menos
Estadio III: Dolor Isquémico en Reposo
El dolor se produce incluso en reposo, y a menudo empeora por la noche.
Este dolor puede aliviarse colgando la pierna del lado de la cama para mejorar el flujo sanguíneo por gravedad
Estadio IV: Úlceras o gangrena
Úlceras que no cicatrizan, llagas o gangrena en la extremidad afectada
Esto indica una isquemia grave y es una condición crítica que puede requerir una intervención inmediata, posiblemente incluyendo la amputación.
Estadio V: Pérdida importante de tejido (isquemia crítica de las extremidades)
Suele ir acompañado de fuertes dolores en reposo, úlceras y gangrena
Alto riesgo de pérdida de extremidades si no se trata con urgencia
¿Cuáles son los síntomas de la arteriopatía periférica?
Los síntomas típicos de la enfermedad arterial periférica suelen ser sutiles y pueden pasarse por alto fácilmente. Para la mayoría de los pacientes, los síntomas giran principalmente en torno a las limitaciones de movilidad debidas a problemas circulatorios en las piernas. Los síntomas más comunes de la arteriopatía periférica son:
Claudicación
La claudicación es el síntoma característico de la arteriopatía periférica. Consiste en dolor, calambres o fatiga en los músculos de las piernas, sobre todo durante la actividad física, como caminar o subir escaleras. El reposo suele mejorar estas molestias, mientras que la actividad continuada las empeora.
Entumecimiento o debilidad
Algunas personas con arteriopatía periférica pueden experimentar entumecimiento, debilidad o sensación de pesadez en los músculos de las piernas afectadas.
Extremidades frías o descoloridas
La reducción del flujo sanguíneo a las piernas puede hacer que la pierna o el pie afectados se sientan fríos al tacto o tengan un aspecto pálido o azulado.
Cambios en la piel
La arteriopatía periférica puede provocar cambios en la piel de las piernas o los pies, como piel fina, brillante o quebradiza, así como un menor crecimiento del vello.
Llagas o úlceras que no cicatrizan
En casos graves, la falta de flujo sanguíneo adecuado a las extremidades puede provocar la aparición de llagas o úlceras que no cicatrizan, especialmente en los dedos de los pies, los pies o las piernas.
Gangrena
Un flujo sanguíneo extremadamente reducido puede provocar la muerte del tejido, lo que conduce a la gangrena. Se trata de una afección grave y potencialmente mortal que requiere atención médica inmediata.
¿Cuáles son las complicaciones de la arteriopatía periférica?
La enfermedad arterial periférica (EAP) puede provocar complicaciones graves, como isquemia crítica de las extremidades, en la que el flujo sanguíneo a las extremidades se ve gravemente restringido, lo que puede dar lugar a una amputación. La arteriopatía periférica también aumenta el riesgo de accidentes cardiovasculares, como infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares, debido a la aterosclerosis que afecta a las arterias de todo el cuerpo. Otras complicaciones asociadas a la arteriopatía periférica son las infecciones crónicas, las limitaciones de la movilidad, la disminución de la calidad de vida e incluso la disfunción eréctil en los hombres.
¿Cuál es la causa más común de la arteriopatía periférica?
La causa más común de la enfermedad arterial periférica es la aterosclerosis, una afección en la que se acumulan depósitos de grasa, colesterol y otras sustancias que estrechan las arterias y reducen el flujo sanguíneo. Con el tiempo, esta acumulación de placa puede provocar la aparición de bloqueos u obstrucciones en las arterias periféricas y suele afectar a las piernas. Otros factores de riesgo de la arteriopatía periférica son el tabaquismo, la hipertensión, la hipercolesterolemia, la diabetes, la obesidad y los antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares. Para ralentizar la progresión de la arteriopatía periférica y controlar estos factores de riesgo, es posible introducir modificaciones en el estilo de vida y buscar tratamientos médicos.
¿Cuáles son los factores de riesgo de la arteriopatía periférica?
Como ya hemos comentado, en la arteriopatía periférica influyen diversos factores de riesgo, entre ellos:
Aterosclerosis: Es el principal factor de riesgo, ya que provoca el estrechamiento y la obstrucción de las arterias.
Tabaquismo: El consumo de tabaco contribuye significativamente al desarrollo de la EAP.
Hipertensión arterial: la hipertensión puede dañar las arterias y aumentar el riesgo
Colesterol alto: Los niveles elevados de colesterol pueden contribuir a la acumulación de placa.
Diabetes: La diabetes aumenta el riesgo de problemas vasculares.
Obesidad: El sobrepeso o la obesidad ejercen una presión adicional sobre los vasos sanguíneos
Antecedentes familiares: Los antecedentes familiares de enfermedades vasculares pueden aumentar la susceptibilidad.
Edad: la arteriopatía periférica es más frecuente con la edad, sobre todo a partir de los 50 años.
Sexo: Los hombres son más propensos a desarrollar EAP que las mujeres
Inactividad física: Un estilo de vida sedentario puede aumentar el riesgo.
Raza/etnia: Los afroamericanos tienen mayor riesgo de padecer arteriopatía periférica.
Otras enfermedades cardiovasculares: Padecer una cardiopatía o tener antecedentes de accidentes cerebrovasculares eleva el riesgo de arteriopatía periférica.
¿Cómo se diagnostica la arteriopatía periférica?
La arteriopatía periférica se diagnostica mediante una combinación de evaluación clínica y diversas pruebas diagnósticas, entre las que se incluyen:
Exploración física para evaluar los síntomas y examinar los pulsos en las piernas.
Angiograma, un procedimiento más invasivo que utiliza un medio de contraste y rayos X.
Índice tobillo-brazo (ABI) para comparar la presión arterial en brazos y tobillos.
Análisis de sangre para comprobar los niveles de colesterol y detectar la diabetes.
Ecografía Doppler para crear imágenes del flujo sanguíneo en las arterias.
Pruebas de esfuerzo para evaluar los síntomas que aparecen durante la actividad física.
Angiografía por TC o angiografía por RM para obtener imágenes detalladas de las arterias.
¿Cómo se trata la arteriopatía periférica?
La arteriopatía periférica se trata mediante una combinación de intervenciones médicas, modificaciones del estilo de vida y, en algunos casos, procedimientos intervencionistas. Tenga en cuenta que el plan de tratamiento específico para una persona con arteriopatía periférica depende de la gravedad de la enfermedad, la presencia de síntomas y otros factores de salud subyacentes. En términos generales, estos son los enfoques principales para tratar la arteriopatía periférica:
Modificaciones del estilo de vida:
Dejar de fumar:
Dejar de fumar es uno de los pasos más importantes para ralentizar la progresión de la arteriopatía periférica.
Ejercicio regular:
Los programas de ejercicio supervisados pueden mejorar la capacidad de caminar y la salud cardiovascular en general.
Cambios en la dieta:
Adoptar una dieta cardiosaludable baja en grasas saturadas y trans, sal y colesterol puede ayudar a controlar los factores de riesgo.
Control del peso:
Mantener un peso saludable reduce la tensión del sistema circulatorio.
Medicamentos:
Medicamentos antiplaquetarios:
Pueden recetarse fármacos como la aspirina o el clopidogrel para reducir el riesgo de coágulos sanguíneos.
Medicamentos para la tensión arterial:
Los medicamentos se utilizan para controlar la hipertensión y mantener la presión arterial dentro de unos límites saludables.
Medicamentos para reducir el colesterol:
Las estatinas y otros medicamentos reductores del colesterol ayudan a controlar los niveles elevados de colesterol
Medicamentos para aliviar los síntomas:
Pueden recetarse medicamentos como el cilostazol o la pentoxifilina para aliviar los síntomas de claudicación.
Procedimientos intervencionistas:
Angioplastia y colocación de stents:
Si hay obstrucciones importantes, la angioplastia mínimamente invasiva y la colocación de endoprótesis pueden abrir las arterias estrechadas y restablecer el flujo sanguíneo.
Aterectomía:
Este procedimiento consiste en eliminar la placa de las arterias.
Cirugía de bypass:
Cuando existen obstrucciones múltiples o graves, puede considerarse la posibilidad de realizar un bypass quirúrgico. Consiste en redirigir el flujo sanguíneo alrededor de las arterias obstruidas.
Control médico regular:
Los pacientes con arteriopatía periférica deben someterse a revisiones periódicas para controlar factores de riesgo como la tensión arterial, los niveles de colesterol y la glucemia (en el caso de los diabéticos).
EAP y amputación
La arteriopatía periférica afecta al flujo sanguíneo de las extremidades, principalmente las piernas, debido al estrechamiento u obstrucción de las arterias. En los casos graves de arteriopatía periférica, cuando el flujo sanguíneo a la extremidad afectada está gravemente comprometido y han fracasado otros tratamientos, puede ser necesaria la amputación. He aquí un análisis más detallado de la relación entre la arteriopatía periférica y la amputación:
¿Cuándo es necesaria la amputación en la arteriopatía periférica?
Infección incontrolada
Si una infección en la extremidad afectada se agrava y no responde a los antibióticos y otros tratamientos, puede ser necesaria la amputación para evitar la propagación de la infección al resto del cuerpo.
Úlceras que no cicatrizan
Las úlceras crónicas que no cicatrizan y que no responden al tratamiento de las heridas ni a otras terapias pueden requerir una amputación para extirpar el tejido afectado y favorecer la cicatrización.
Gangrena
La gangrena, o muerte del tejido corporal por falta de riego sanguíneo o infección, requiere un tratamiento rápido. Cuando la gangrena está muy extendida y no puede tratarse eficazmente, la amputación puede ser la única opción para evitar la propagación de la infección y salvar la vida de la persona.
Existen diferentes tipos de amputaciones en función de la localización y extensión del tejido afectado, incluidas las amputaciones por debajo de la rodilla, por encima de la rodilla y del pie. Los cuidados posamputación incluyen el cuidado de la herida, el tratamiento del dolor fantasma (dolor que se siente en el miembro amputado) y la rehabilitación para adaptarse a la vida después de la amputación. Es importante contar con el equipo adecuado que pueda ayudarle durante todo este proceso.
PAD y prótesis
Las prótesis pueden desempeñar un papel crucial en la rehabilitación de quienes han sufrido una amputación. Existen distintos tipos de prótesis, como las transtibiales (por debajo de la rodilla) y las transfemorales (por encima de la rodilla), así como prótesis de pie y tobillo, que ayudan a recuperar la movilidad, la funcionalidad y la calidad de vida. Hay muchos factores que influyen en la elección de una prótesis, como el grado de amputación, el nivel de actividad y las preferencias personales.
Trabajar en estrecha colaboración con un técnico ortopédico y un fisioterapeuta puede ayudar a los pacientes a encontrar el ajuste y la función adecuados de la prótesis. Los programas de rehabilitación y fisioterapia están diseñados para ayudar a las personas a recuperar la fuerza, la movilidad y las habilidades necesarias para utilizar eficazmente sus prótesis. Suelen incluir ejercicios de fuerza y movilidad y el aprendizaje del uso de la prótesis para diversas actividades.
¿Cómo puedo reducir el riesgo de arteriopatía periférica?
Sabemos que la información que hemos expuesto puede resultar abrumadora. Sin embargo, sepa que puede reducir el riesgo de arteriopatía periférica modificando su estilo de vida y controlando los factores de riesgo que contribuyen al desarrollo de la enfermedad. He aquí algunas estrategias que le ayudarán a reducir el riesgo:
Dejar de fumar
Practicar una actividad física regular
Controlar la hipertensión
Limitar el consumo de alcohol
Controlar los niveles de colesterol
Gestionar el estrés
Controlar la diabetes
Tomar los medicamentos según lo prescrito
Adoptar una dieta sana
Revisiones periódicas
Mantener un peso saludable
Conozca su historia familiar
Si incorpora estos cambios en su estilo de vida y controla eficazmente los factores de riesgo, podrá reducir significativamente el riesgo de padecer arteriopatía periférica y mejorar su salud cardiovascular en general, ¡todo son ventajas!
¿Puede la arteriopatía periférica provocar otros problemas?
Sí, la arteriopatía periférica puede provocar complicaciones cardiovasculares como infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares debidos a la aterosclerosis. Es importante que acuda a un profesional médico para tratar sus síntomas.
¿Cómo afecta el tabaco a la arteriopatía periférica?
Fumar empeora la arteriopatía periférica al contraer los vasos sanguíneos, reducir el flujo sanguíneo a las piernas y agravar los síntomas de la arteriopatía periférica, como la claudicación. También afecta al proceso de cicatrización de las heridas y aumenta el riesgo de complicaciones.
¿Cuál se considera el primer síntoma de la arteriopatía periférica?
El primer síntoma de la enfermedad arterial periférica suele ser la claudicación intermitente. Se trata de un término médico que designa el dolor o malestar en las piernas que se produce durante la actividad física, como caminar, y que se alivia con el reposo. El dolor se debe a un flujo sanguíneo inadecuado a los músculos de las piernas, que los priva de oxígeno.
¿Puede revertirse la arteriopatía periférica?
Por lo general, la arteriopatía periférica no puede revertirse por completo, pero su progresión a menudo puede ralentizarse o detenerse con las intervenciones médicas y de estilo de vida adecuadas. El objetivo principal del tratamiento de la arteriopatía periférica es controlar los síntomas, reducir el riesgo de complicaciones y mejorar la calidad de vida. Para muchos, esto implica adoptar un estilo de vida cardiosaludable, tomar los medicamentos prescritos, participar en programas de ejercicio supervisados y, en algunos casos, someterse a procedimientos médicos para mejorar el flujo sanguíneo en las arterias gravemente obstruidas. El diagnóstico precoz y el tratamiento integral son fundamentales para controlar eficazmente la arteriopatía periférica y prevenir complicaciones adicionales.
¿Cuánto tiempo se tarda en recuperarse del tratamiento de la arteriopatía periférica?
El tiempo de recuperación del tratamiento de la arteriopatía periférica varía mucho en función de varios factores, como el tipo de tratamiento, la gravedad de la afección y el estado de salud de la persona.